Marca Personal Política en Tiempos de Linchamiento Digital
por Robert Samaniego
Las redes sociales han hecho que la percepción supere o incluso cree una realidad, muchas veces sostenida en un rumor o lo llamado “Fake News”, pero en política esa percepción afecta directamente a la reputación de un actor político, un partido e incluso un gobierno, por eso la gestión de la marca personal es más crítica que en el resto de personas, ya que puede destruir el presente y el futuro de una persona.
Y no lo digo por menospreciar a nadie, sino que en política, se vive en un tsunami en el cual debo navegar en mi día a día, con olas sin parar de noticias o publicaciones en redes usualmente malintencionadas y que si son mal gestionadas puede costar una carrera y donde, paradójicamente, ser "auténtico" requiere estrategia.
Compartimos con varios colegas que la marca personal no se construye, se gestiona; pero en el campo político si debe ser una prioridad la construcción de ese último puente entre el poder y la confianza ciudadana. Y este puente se construye con mensajes diarios que vayan consolidando esa percepción; y que tenga un diseño tan sólido que a pesar de ataques terroristas, lastimosamente en estos tiempos los ejercitos de “trolles” obligan a usar términos tan duros, pueda sostenerse en el tiempo.
Pongamos en contexto
¿Cuántos actores políticos hay? Ni siquiera la Gran IA puede darnos un dato, pero por poner un ejemplo, en Ecuador, un país relativamente pequeño demográficamente, pero con una gran partición en el campo político, existen cerca de 2.000 actores políticos de alta exposición entre el Poder Ejecutivo, el Legislativo, gobiernos seccionales, gremios, y un gran etcétera; y a eso le sumamos cerca de 4.000 candidatos en elecciones cada 2 años; y todos ellos peleando por un espacio en la mente de sus electores, pero más complejo aún, defendiéndose del ataque de sus oponentes, cuidando su reputación que está a sólo un Troll de irse por el caño.
En Iberoamérica, donde las instituciones son tan frágiles, el 78% de los votantes jóvenes considera que la autenticidad de un político influye directamente en su aceptación, y en latinoamérica, al menos, se ha demostrado que este grupo demográfico está teniendo una incidencia directa en la elección y sostenimiento de autoridades. La marca personal es ese relato coherente que convierte a una figura pública en alguien con quien la gente puede identificarse. Por eso siempre mantengo que si uno no habla, otros hablarán por uno. Y en la política, el silencio es dejar un lienzo en blanco para que la oposición se divierta a lo grande.
Ya no basta con tener propuestas: hay que tener una historia, un tono, una presencia. Hay que ser alguien, no solo parecerlo. Y se debe tener muy claro que si bien muchas de las batallas se llevan en el campo virtual, el posicionamiento de un líder debe consolidarse tanto en el mundo online como en el offline, así que no debe descartar actividades presenciales donde pueda conectar de forma directa con su audiencia y ratificar esa imagen que se ha pulido en redes sociales.
Cómo lo veo como Consultor
Para iniciar debo hacer una aclaración, la marca personal se gestiona mucho tiempo atrás, si ya llegaste a un proceso electoral ya es muy tarde. Para ganar una elección se necesita un publicista, para ser relevante en la historia necesitas un consultor en marca personal. Es decir que la confianza no se construye en tres meses de campaña, sino en años de coherencia y autenticidad.
Ganar una elección puede ser un escalón, pero la marca personal no es una meta, es un viaje con muchos contratiempos. De hecho, el 63% de los votantes indecisos afirman que la personalidad del candidato fue decisiva, más allá de su bandera política o un spot.
Zelenski transmitió una guerra desde su celular. Trudeau se mostró humano desde su gimnasio. Noboa, un caso mucho más cercano, se volvió cercano en TikTok. Ellos entendieron algo que muchos aún niegan: las redes sociales no son solo canales, son comunidades humanas que funcionan a base de diálogo y conexión emocional con personas que están del otro lado de la pantalla.
En resumen, no se trata solo de estar, se trata de escuchar, entender y conectar. Las plataformas virtuales son un nuevo “territorio”, y quien no sepa jugar con sus reglas terminará siendo expulsado por irrelevante o incoherente.
¡Ave, Caesar, morituri te salutant!
Una mala gestión de marca personal en política alimenta un círculo vicioso que siempre resulta en un desgaste del actor político y lo lleva a esconderse o renunciar. Cuando no hay relato oficial, los relatos alternativos están a la orden del día. Y el problema no es solo las Fake News, sino que la oposición suele tener un mejor storytelling y muchas más posibilidades de prueba-error.
En este escenario, los adversarios no descansan, la opinión pública no espera, los algoritmos no perdonan y todos están sedientos de sangre y esperan el nuevo espectáculo en este circo romano. La falta de una estrategia de marca convierte al político en “carne de cañón”.
Este artículo es una llamada a quienes se inician en el arte y ciencia del personal branding político. Nuestra tarea no es maquillar o fabricar candidatos, sino acompañar personas que tienen una porción mayor o menor de poder en actores genuinamente influyentes.
Es muy útil trabajar con arquetipos, con storytelling, con canales adecuados. Ayudamos a revelar al Guerrero, al Mentor, al Gobernante o al Sabio que cada líder lleva dentro. Somos principalmente ángeles de protejen la reputación en tiempos buenos y malos.
Una asignatura pendiente
En un mundo donde los esquemas políticos tradicionales se agrietan y los discursos se desgastan, el liderazgo político se vuelve el principal activo. Un liderazgo con rostro, trayectoria, emociones y convicciones.
Por eso el desafío en el Personal Branding Político es mantener al actor bajo reflectores permanentemente de forma propositiva, siempre preparando escenarios críticos en un sandbox que nos permita preparar planes de contingencia, que serán supuestos, pero que lastimosamente en la mayoría de casos se vuelve realidad.
Y, una vez más, partiendo desde la autenticidad, siempre digo que cuando se crea un personaje la máscara siempre se cae, pero en política siempre hay alguien tratando de tumbar esa máscara.