MENOS MARKETING Y MÁS CORAZÓN.
por Isabel Jiménez Muriel
Con el tiempo he aprendido que lo primero si no se sustenta en lo segundo genera una gran fogata de humo blanco o negro, según el caso, que sube rápidamente pero que, de la misma manera, rápida y sin vuelta atrás, desaparece.
No recordamos campañas de marketing, recordamos lo que estas nos hicieron sentir. No recomendamos a un colega (o no solo) por su presencia en redes y su web visual y responsive, lo recomendamos por su solvencia, por su saber hacer, por la seguridad que tenemos en él o ella y en lo que él o ella va a poder hacer por quien nos pide consejo. No nos recordarán cuando finalice un webinar o un directo o abandonemos una reunión por el PowerPoint supersónico que utilicemos, ni por la demo que presentemos, ni por la exposición brillante que hagamos (todo eso ayuda sin duda), sino por la emoción -muchas veces sutil otras no tanto- que generemos y que les hará volver a pensar en nosotros o directamente olvidarnos. Cuestión de piel, dirán unos. Mensaje trabajado, dirán otros. Para mí, cuestión de CORAZON.
Trabajar la marca personal con C.O.R.A.Z.O.N
Como mentora de desarrollo profesional ayudo a otros profesionales a trabajar la etapa de autoconocimiento previa a cualquier estrategia de desarrollo. Si no sabemos qué tenemos y qué nos falta en el equipaje, resultará más complicado realizar el viaje, ese viaje hacia una nueva etapa profesional (dentro de la misma empresa, en otra o emprendiendo).
Por supuesto que tras esa etapa (la de conocer mejor los recursos internos y externos) vendrán otras que ayudarán al profesional a hacer visible su propuesta de valor, lo que le permitirá avanzar hacia el objetivo deseado, pero sin emplear tiempo, ganas y honestidad a raudales en esta etapa cero, construirá una estrategia de lo que yo llamo «la casita de paja» en alusión al cuento de los Tres cerditos, que acabará en el suelo al primer soplo de realidad.
Para que esto no suceda, sugiero aplicar la estrategia del CORAZÓN, que no es otra cosa que siete principios o mantras, más poderosos de lo que aparentan por su doble aplicación: interna (cómo relacionarnos con nosotros mismos) y externa (cómo relacionarnos con los demás):
C de «CREER en ti»
O de «OBSERVAR resultados»
R de «RECONOCER»
A de «ser AUTÉNTICO»
Z de «generar confianZa»
O de «OPEN mind»
N de «NO mentir»
Todos están interrelacionados, veamos en qué consiste cada uno de ellos.
CREER en ti
Cuando no estamos seguros de nosotros mismos, de lo que ofrecemos o nuestro mensaje es superficial o está cargado de lagunas, dejamos de ser creíbles. La inseguridad se detecta a la legua y genera una cierta desconfianza, casi subconsciente, en aquello que la provoca, algo nada deseable para nuestra marca personal.
Puede que en el entorno online podamos camuflarlo durante algún tiempo, pero llegará el gran día, ese en el que se tenga que presentar cara a cara lo que se hace, dar soluciones reales, poner en la práctica nuestra “hipotética” propuesta de valor… y ese día, o se cree al cien por cien en lo que se dice y hace y en el potencial, o el titubeo puede hacer que se pierda la oportunidad (aplica a procesos de selección, reuniones con clientes, cierre de ventas, conferencias…)
Obviamente no basta solo con creer, esta creencia ha de sustentarse en un autoconocimiento sólido, en un plan realista, trazado con honestidad, elaborado con mimo.
Presentar una propuesta de valor robusta, coherente y alineada con nuestros valores permitirá defenderla con mayor credibilidad.
OBSERVAR resultados
Decía al principio que estos mantras funcionan hacia dentro y hacia fuera.
Hacia dentro, en esa etapa cero de autoconocimiento, aconsejo observar los resultados obtenidos en el pasado y clasificarlos: lo que funcionó y por qué lo hizo, los resultados menos esperados y a qué fueron debidos… repetir lo que ayudó al éxito y modular o eliminar lo que no aportó gran cosa. Reforzando los puntos fuertes será más fácil conseguir creer en nosotros mismos y hacernos con ello creíbles.
Hacia fuera observar implica dos variantes: uno, observar a otros profesionales de nuestro sector y cómo han conseguido éxito para poder replicar (adaptándolo a nuestra propia realidad) sus métodos, sus estrategias, sus formas de hacer, lo que en Programación Neurolingüística se denomina modelado; dos, observar con todos los sentidos el resultado de nuestras acciones y omisiones en los demás, lo que permitirá adaptar el mensaje, corregir, ampliar, depurar, cambiar, desechar… en definitiva, avanzar.
Llegados a este punto, no está de más recordar que nuestra marca personal puede definirse como «lo que hacemos sentir a los demás», por eso, en cada interrelación virtual o real, hay que ponerse las orejas de escuchar, las gafas de ver y la piel de sentir, observar las reacciones y trabajar la comunicación efectiva.
RECONOCER
Este principio va unido al anterior.
Si queremos dejar un «buen sabor de boca» en los demás, que nos recuerden y que en su mente aparezca nuestro nombre cuando necesiten solucionar su problema, tenemos que concentrar nuestra energía en lo que sabemos hacer bien, en lo que nos hace diferentes (nuestra forma de enfocar los temas, nuestra manera de comunicar, la calma que transmitimos en momentos de tensión, la claridad mental…) y para hacer brillar estos elementos, hay que desempolvarlos y sacarles brillo; solemos cometer el error de centrar nuestra energía en permanentes áreas de mejora, aquellas que normalmente nunca dominaremos, cuando lo realmente inteligente y efectivo, es potenciar aquello en lo que somos buenos, aspectos innatos que florecen casi sin darnos cuenta; reconocer que existen es el primer paso para sacarlos a la luz.
Hay que dedicar tiempo a reconocer nuestro talento, a hacerlo visible, primero a nuestros ojos y luego a ojos de los demás. Y a saber reconocer también en lo que no aportamos, simple y llanamente.
Ser AUTÉNTICO
La llave mágica de las relaciones. Para mí, el ingrediente más potente de la marca personal. Lo auténtico, lo honesto, lo humano nos acerca y nos atrapa. Estamos rodeados de superficialidad e impostura, por eso, cuando en medio de tanta perfección forzada encontramos a alguien capaz de mostrar su vulnerabilidad, su humanidad, su mensaje nos atrapa, simpatizamos.
Tanto Photoshop real y figurado, puede hacernos perder el norte y por el camino la autoestima, convertirnos en un actor de reparto, en un impostor…dejar de reconocernos, de creer, volviendo al principio.
Generar confianZa
Si el ser auténtico era la llave, la confianza es la puerta que abre toda relación, una vez que se atraviesa no podemos echarnos a dormir, no; conseguir que confíen en nosotros llevará tiempo y esfuerzo y todos sabemos, que perder la confianza ganada es tremendamente sencillo, y una vez perdida, difícilmente volverá a recuperarse.
La confianza es frágil, se consigue y se mantiene con credibilidad, autenticidad, solvencia (obviamente), resultados, escucha, empatía… ahí es nada.
OPEN mind
Mantener la mente abierta a otras opiniones, a otras perspectivas, a otras formas de ser y hacer ayuda a ampliar el territorio en el que nos movemos. Abrir nuestra mente desde el respeto mutuo a lo diferente.
Hablamos de saber detectar e interpretar el feedback recibido para poder analizar si esa imagen proyectada en los otros es la que realmente se quiere proyectar, y de no ser así, ajustarla.
Uno de los elementos más limitantes para el desarrollo personal y profesional es ponerse orejeras, ir por la vida asegurando que nuestra forma de ver el mundo es la forma correcta de ver el mundo, que las soluciones que planteamos, son las únicas soluciones posibles… cerrar nuestra mente al cambio, es quedarnos fuera, dejar de crecer, dejar de aportar.
NO mentir
Y no hacerlo ni a los demás (de eso ya hemos hablado al tratar la autenticidad) ni, lo más importante, a nosotros mismos.
El mundo virtual facilita la creación de personajes, nos permite ser lo que en teoría queramos ser, por dentro y por fuera, pero a la hora de la verdad frente al espejo eres lo que eres, con lo bueno (a potenciar) y lo menos bueno (que también existe y hay que aceptarlo).
Este mantra cierra la secuencia con la que volveríamos al principio, no mentirte implica creer sin artificios en lo que eres, en lo que realmente puedes hacer por los demás, en lo que puedes aportarles, sin filtros ni maquillaje.
Ser honesto con uno mismo se transmite a los demás, deja huella.
Pon tu corazón en lo que hagas
Más allá de todo lo que hemos visto, para avanzar en la vida dejando una huella positiva, hay que hacerlo poniendo el corazón en cada paso, en cada hecho, en cada palabra.
Trabajar la relación con los demás dando lo mejor de nosotros mismos, desde la posición de ayuda, siendo cercanos, cálidos, humanizando nuestras relaciones, aunque sean virtuales, fomentando el respeto, poniendo límites a la intolerancia y a las prácticas abusivas, aceptando los errores, las limitaciones, la pequeña parcela de saber que podamos compartir, poniendo el foco en la calidad y no en la cantidad.
No hay nada más potente que lo que otro ser humano te hace sentir, por eso, pongamos a nuestra vida menos marketing y más corazón.