La IA no resolverá lo básico, aprovecha tu humanidad
por Gabriel Patrizzi
La tecnología puede potenciar tu negocio personal y talentos o hacer que te autoengañes por estar a la “vanguardia”.
Como un medio, esta puede propiciar oportunidades para monetizar lo que haces o puede defalcarte, al contratar aplicaciones, asistentes virtuales o sistemas automatizados para aumentar la facturación, manteniendo intactas las falencias de comunicación o de productos.
Hace nada la IA era exclusiva de grandes empresas o conglomerados internacionales, se aplicaba en ámbitos muy especializados, pero todo cambió rápidamente.
¿Cómo te sientes ante esto? ¿Con miedo o ansiedad? Si es así, buscaré disipar un poco ese sentimiento.
Hay un FOMO (fear of missing out, miedo a perderse algo) generalizado, por lo que he visto. Esta sensación no desaparecerá pronto; por el contrario, se incrementará, porque las innovaciones continuarán.
Tómatelo con calma
Me autodenomino “borderline generacional”. Oficialmente soy millennials, pero por tan solo unos días. Casi soy de la generación X. Tengo comportamientos de ambos grupos etarios. Mi disposición como early adopter me confirma que soy de los más jóvenes. Sin embargo, no me dejo llevar por ese entusiasmo innato.
Considero que con la Inteligencia Artificial hay que estar al día. Explora, evalúa, testea y adopta las opciones que más te convengan. Tómatelo con calma. La prisa puede llevarte a perder el tiempo, energía y dinero.
Evita caer en un bucle buscando soluciones que al final te pueden distraer de lo realmente importante, sobre todo si quieres desarrollar un modelo de negocio basado en tu conocimiento, experiencia y talento.
Cada céntimo de tu presupuesto y cada segundo de tu vida ¡Vale!
Cuando te acercas a un umbral grande de incertidumbre, es mejor hacerse preguntas en lugar de buscar certezas. Lo primero es sabio y necesario, lo segundo podría ser irresponsable.
Dos casos, un gran aprendizaje
Una vez me reuní con dos coaches. Me explicaron que para la visibilidad y posicionamiento de sus servicios apostaban 100% por un ecosistema digital. Tenían campañas publicitarias activas, publicaban a diario en tres redes sociales, disponían de leads magnet en su sitio web, contaban con varias secuencias de correos electrónicos programadas y utilizaban un sistema en línea de gestión de relaciones con clientes.
Imaginaba que sus agendas estaban copadas y su facturación era de cientos de miles de dólares. Hice una pregunta: “¿Cuántos clientes atienden mensualmente?” y vino la confesión: “si te decimos que en un año hemos atendido a 11 clientes ¡te mentimos!”.
En contraparte, hace seis años conocí a Yasna, una terapeuta holística. Llevaba sus redes sociales de la manera que podía, su sitio en internet nunca le gustó y vivía agobiada con la atención vía WhatsApp y correo electrónico. Le faltaba tiempo para pasar consultas y organizar formaciones.
¿Cuál es la diferencia entre estos casos?
Considero que Yasna –a diferencia de las coaches– se ocupó siempre de lo básico. De entender a sus consultantes y alumnas, para ofrecerles áreas de atención y de estudio de su interés; nunca ha dejado de aprender y especializarse.
Además, se esforzó en gestionar una comunidad que inició en un espacio físico y que se expandió en digital. La tecnología -con una comunicación digital profesionalizada y varias áreas de su negocio sistematizadas- fungió de catalizadora.
Capaz las coaches también hacían parte de esto, pero su foco principal estaba en resolver todo con la tecnología, así como muchos pudieran estarlo haciendo ahora con la Inteligencia Artificial.
Las multitudes se abalanzan sobre estrategias, contenidos y procesos hechos con IA o automatizados, sin un pensamiento humano detrás, por lo que el valor de la expertise y la autoridad retomará relevancia en modelos de negocios personales.
Falta inteligencia integral
Según especialistas, en estos momentos la IA carece de una inteligencia integral. Hay un sinfín de programas y herramientas en línea que abordan diversas áreas del quehacer y conocimiento humano que funcionan como islas, sin integrarse.
El director del Centro de Neurociencia de Sistemas en la Universidad de Leicester en Inglaterra, Rodrigo Quian Quiroga, explica que lo que le falta a las computadoras es transferir conocimiento de un dominio específico a un dominio totalmente distinto, lo mejor que puedes tener es que la representación de ese conocimiento sea independiente del contexto.
“El programa de IA que juega al ajedrez, le gana a Carlsen, pero no puede reconocer caras. El que reconoce la escritura cuando mandás una carta no puede reconocer el audio de un idioma, o sea, tenés inteligencia artificial que te reconoce la palabra, vos le hablás a Alexa, le decís: “Alexa, pasame tal cosa” y te lo reconoce, pero ese programa no puede reconocer caras ni puede jugar al ajedrez”, destaca en el ciclo “Aprendamos juntos” de BBVA.
Eso podría cambiar. Pero por el momento, tú, yo y toda persona que tiene como propósito ayudar a otros, cuenta con el privilegio exclusivo de conectar, empatizar y aportar asertivamente a los demás. Adicionalmente, podemos identificar, agrupar y procesar vivencias y aprendizajes adquiridos en diversas etapas y áreas, para luego desarrollar soluciones reales.
La experiencia de vida, las emociones e interacciones humanas siguen siendo ventajas competitivas exclusivas de las personas.
Confiar todo es un error
Ofrecer al mundo productos y servicios -como marca personal- es un proceso. No es tomar la decisión, hacerlo y ya. Conlleva enfrentarte a preguntas incómodas, organizarte y aclararte; después interactuar y conversar con otros, para finalmente crear.
La experimentación, los errores y aprendizajes son claves para refinar y mejorar tu modelo de negocio propio. Para lo que debes adoptar distintos roles: observador, investigador, entrevistador, analista y creador. La IA te puede ayudar en el análisis de datos, la generación de nuevos insight y fuente de inspiración, para tomar decisiones y avanzar.
Confiarle el proceso completo es un error. Evita sustituir conversaciones con otros por interacciones con ChatGPT, preguntas por prompt, vivencias por acciones algorítmicas.
Lo sé, tu mente no es infalible, pero la IA tampoco.
Además, tú eres tu cerebro. La propia herramienta de OpenAI me explicó: “el cerebro tiene la capacidad de procesar información de manera paralela, lo que significa que puede realizar múltiples tareas en simultáneo. Es altamente adaptable y puede aprender de forma continua a lo largo de la vida. Tiene la capacidad de razonar, comprender emociones, aplicar conocimientos en diferentes contextos y utilizar la intuición”.
Por ello, incorporar la Inteligencia Artificial como vía principal para construir tu estrategia personal y modelo de negocio, así como tu comunicación y visibilidad, podría afectar una o tu principal fuente de ingreso y ¡lo más importante! tu propia gestión de conocimiento, esa que te posibilita escenarios y oportunidades futuras que de seguro la IA no puede visionar.