Pon Tu Talento En Acción Para Hacer Brillar A Los Demás
por Elena Arnaiz
¿Y si te dijera que la mejor forma de poner tu talento en acción es ayudar a que otras personas brillen con el suyo?
No se trata de luces de neón, ni de fuegos artificiales. Hablo de un brillo profundo, auténtico, que nace del encuentro entre lo que eres, lo que sabes hacer, lo que decides hacer con ello y cómo lo cuentas al mundo para ponerlo en acción al servicio de los demás.
Esto es la marca personal para mí y no me cansaré de que las personas experimenten sus beneficios.
Mi trabajo como psicóloga especializada en talento, desarrollo profesional y marca personal se basa en una convicción: tu talento solo cobra sentido cuando se pone en acción, cuando se mueve y cuando se pone en valor para contribuir a los demás. No basta con tenerlo. Hay que ponerlo en acción. Y ese movimiento empieza por dentro.
Mi visión une la psicología y estrategia al servicio del desarrollo profesional. Trabajo con una metodología que nace del cruce entre lo emocional y lo estratégico, entre lo que te pasa por dentro y lo que eres capaz de crear fuera. A veces he sentido que en el mundo del Personal Branding se ha puesto mucho el foco en la parte visible: cómo comunico, cómo me posiciono, cómo me diferencio, qué canales utilizo. Y sí, eso importa. Pero, ¿de qué sirve trabajar tu escaparate si no has hecho antes el trabajo interior?
Por eso, en mi libro “Pon tu talento en Acción” propongo una metáfora con la que trabajo cada proceso de marca personal: el espacio de desarrollo profesional. Lo que se ve desde fuera solo brilla de verdad cuando lo que hay dentro está bien colocado, cuidado y en coherencia.
Cada persona tiene un espacio de desarrollo profesional con cuatro zonas fundamentales. En cada uno de ellos debemos trabajo y te hago una invitación a pasar a la acción desde un lugar diferente.
1. La trastienda: el lugar donde empieza todo. Lo que eres.
Aquí no hay etiquetas, ni ofertas, ni escaparates. Aquí estás tú. Con tus luces y tus sombras. Tus miedos, tus bloqueos, tus creencias. Todo eso que no se ve, pero que condiciona profundamente cada paso que das (o que no das).
La trastienda es donde trabajamos el ser. Tu identidad, tu propósito, tu historia. Esa conversación íntima y valiente contigo misma en la que te atreves a mirar lo que hay detrás del personaje profesional que muestras. Aquí es donde decides desde dónde quieres construir tu marca.
Porque no hay marca potente sin autoconocimiento. No hay acción efectiva sin claridad. No hay comunicación auténtica sin una voz interna bien afinada.
2. El almacén: inventariar las competencias profesionales para descubrir tu talento (lo que tienes)
Cuando ya sabes quién eres, toca mirar lo que tienes. En el almacén trabajamos el tener: tus conocimientos, habilidades, experiencias, logros, recursos, fortalezas. Todo eso que has ido cultivando en tu recorrido profesional (y vital) y que a veces olvidas que está ahí.
Aquí tomamos conciencia de tu valor profesional. No para inflarlo ni para disfrazarlo, sino para ordenarlo, nombrarlo y convertirlo en una propuesta concreta y valiosa para los demás.
Trabajar la Marca Personal desde aquí no es construir un personaje, sino hacer un ejercicio de inventario y valoración. Es el momento en el que te das cuenta de que no necesitas ser otra persona para aportar valor, solo necesitas reconocerte.
3. El taller: diseñar el plan de acción (lo que haces)
Aquí es donde todo empieza a moverse. El taller es el espacio donde trabajamos el hacer: las decisiones, los pasos, los objetivos, los retos, los errores, los aprendizajes.
Una Marca Personal no se construye con palabras bonitas ni con declaraciones de intenciones. Se construye con acciones que te acerquen, poco a poco, a la vida profesional que deseas tener.
En el taller definimos tu estrategia profesional. ¿Qué quieres conseguir? ¿Qué tipo de oportunidades quieres atraer? ¿Dónde quieres estar y con quién? ¿Qué necesitas aprender, soltar, probar?
Este es el momento en el que entiendes que no puedes dejar tu desarrollo profesional en manos del azar ni del algoritmo. Que hay un lugar que es para ti, y que solo tú puedes construir el camino para llegar.
4. La tienda: mostrar tu talento con propósito (lo que comunicas)
Y ahora sí, abrimos las puertas al mundo. Este es el espacio del mostrar: la comunicación, el posicionamiento, la visibilidad.
La tienda es el lugar donde comunicas quién eres y cómo puedes ayudar a los demás con lo que sabes hacer. No se trata de aparentar. Se trata de conectar.
Cuando has trabajado bien la trastienda, el almacén y el taller, tu comunicación ya no suena forzada ni impostada. Hablas desde un lugar de
autenticidad y seguridad. No vendes humo. Pones a disposición de los demás tu experiencia, tu criterio, tu saber hacer.
En esta fase, muchas personas sienten pudor. Mis clientes (y yo misma en muchísimas ocasiones) decimos: ¿Quién soy yo para decir esto?, ¿No estaré siendo demasiado prepotente?. Pero lo cierto es que callarte también es una decisión. Y normalmente es una decisión que te aleja de tu propósito.
¿Para qué quieres poner tu talento en acción?
Esta es la gran pregunta que te invito a responder.
En mi caso, la respuesta es clara: para ayudar a que otras personas brillen.
No me mueve la visibilidad por sí misma. Me mueve ver cómo una persona descubre su valor, se lo cree, lo pone en acción y, con ello, transforma su vida profesional (y personal).
Esa es mi forma de hacer Personal Branding. Una metodología profundamente humana, transformadora y comprometida. Que no se queda en la superficie.
Que incomoda cuando es necesario. Que exige responsabilidad, esfuerzo y aprendizaje pero también ofrece acompañamiento.
Trabajo para que cada persona con la que colaboro pueda mirar su carrera profesional con orgullo. Para que deje de esperar que alguien la descubra, y empiece a mostrarse con la fuerza de quien sabe lo que tiene para ofrecer.
Para que entienda que el talento, cuando se pone en acción, no solo mejora tu carrera: mejora tu vida.
Eres la suma de las personas que ayudas a brillar
Y si algo he aprendido en todos estos años, es que este brillo no es solo para ti. Es contagioso.
Cuando tú brillas, inspiras. Cuando tú creces, das permiso. Cuando tú te muestras, abres camino.
Por eso creo profundamente en el poder colectivo del Personal Branding bien entendido. Y agradezco la oportunidad de formar parte de esta gran familia. No como una herramienta de ego, sino como una forma ética y generosa de
contribuir desde tu diferencia.
Porque lo cierto es que nos sobra talento en el mundo. Lo que nos falta es gente que se atreva a ponerlo en acción.
Ven, que te estamos esperando.