UN POSICIONAMIENTO EFECTIVO PASA POR CULTIVAR TU DETERMINACIÓN Y SER RESILIENTE

por Gabriel Patrizzi

Iniciar la visibilidad personal es fácil, pero mantenerse y ser perseverante no.

En la actualidad, se busca satisfacción inmediata y existe una tendencia a compararse con otros que parecen obtener mejores y más rápidos resultados; lo cual hace que la desmotivación y abandono de planes a medio concebir se presenten también en un corto tiempo.

A esto se le suma que el posicionamiento personal no se logra en un abrir y cerrar de ojos, hoy es más complejo que hace 15 o 20 años; esto último lo leí de un aporte de Andrés Pérez Ortega meses atrás, pero también lo veo de forma continua con mis consultantes y mentees.

En la actualidad, es necesario trabajar durante meses o incluso años para comenzar a ver resultados. En este punto hay que ser sinceros, ¿Cuántas personas están dispuestas a hacerlo?

Por ello, lograr un lugar privilegiado en un sector, ganar la credibilidad y confianza de las personas dentro y fuera de internet, así como obtener cierta autoridad, requiere cultivar la determinación.

Daniel Coyle —en “el Pequeño libro del talento”— afirma que “la determinación es una mezcla de pasión, perseverancia y autodisciplina que nos hace seguir avanzando a pesar de los obstáculos".

No es una cualidad vistosa, pero esa es su ventaja. En un mundo lleno de distracciones, competencia y ruido, la perseverancia marca la diferencia a largo plazo.

Angela Duckworth, investigadora de la Universidad de Pensilvania, midió la influencia de la perseverancia en 1.200 cadetes de West Point. Un test de diecisiete preguntas sobre la capacidad de ser constantes y mantener la motivación a pesar del fracaso predijo con gran precisión quiénes culminarían el exigente entrenamiento de verano.

La determinación no es innata, puede desarrollarse con conciencia y práctica constante. Es decir en el hacer y la disposición de exponerse a fracasos y errores. Obvio, teniendo un propósito claro por el cual estar dispuesto a mantenerse en “el juego”.

La exposición propia en la actualidad presenta varios retos: manejo adecuado de tecnologías, desarrollo de hábitos para idear y crear contenidos, disposición para consumir y socializar en redes sociales, habilidades de comunicación en múltiples formatos y la capacidad de conectar con otras personas.

Además, es crucial tener un modelo de negocio propio detrás de la marca personal.

No se trata solo de comunicar, sino de solucionar problemas y generar oportunidades para otros. Si no es así corres el riesgo de vender una “mezcla visible de gases producida por la combustión de una sustancia” > HUMO.

¿Cuánta determinación estás teniendo?

La determinación, según Daniel Coyle, es esencial para superar los desafíos y avanzar en cualquier área.

En su investigación, Duckworth demostró que la perseverancia es un predictor más concreto del éxito que el cociente intelectual o la forma física. Este hallazgo subraya la importancia de mantener la motivación y la constancia a pesar de los obstáculos.

La determinación se manifiesta en diversas áreas clave para la visibilidad personal. Como destaqué antes, en el manejo de tecnologías, creación y consumo de contenidos, desarrollo de habilidades de comunicación y networking. Todo esto se traduce en una presencia integral y hasta holística que debe respaldarse por un modelo de negocio validado.

Lo anterior implica un esfuerzo constante en mejorar habilidades y adaptarse a las demandas del entorno, donde exponerse, relacionarse y crear traen consigo la posibilidad de cometer errores.

El futuro llama a ser resilientes

Los desaciertos son parte de la vida; mientras más se hace más propenso a cometerlos se está. No deberían ser causa de desilusión ni de frustración, siempre y cuando dejen aprendizajes conscientes para no repetirlos.

La experiencia y los años no son garantía automática de que no volver a incurrir en estos. Daniel Goleman en su libro “Focus” destaca:

“Se dice que 10.000 horas de práctica son el secreto del éxito en cualquier ámbito. Esta creencia se ha convertido en una especie de evangelio, repetido en los sitios web y recitado en los workshops; sin embargo, es una verdad a medias

Si cometes los mismos errores, por ejemplo, cuando juegas golf, 10.000 horas de práctica para superarlo no mejorarán tu juego…”.

Los años dan la oportunidad de “meter la pata” más veces, ahí el beneficio de la adultez; siempre que se tenga la capacidad de transformarlos en conocimiento para el futuro.

Las conversaciones por redes sociales, campañas publicitarias, estrategias de posicionamiento, planes de marketing propio pueden tener pilotos, test A/B y distintos tipos de investigaciones antes de su implementación, que pueden ayudar a disminuir los errores, pero no siempre se podrá escapar de algunos fracasos.

Como dice Eva Collado Durán en su libro “el mundo cambia ¿Y tú?”:

“No hay éxito laboral sin fracasos previos de los que aprender, (…) el fracaso solo es fracaso, pero si esa idea triunfa es algo que no tiene precio, y hoy en día es más necesario y valorado que nunca porque es lo que las empresas necesitan”.

Te hablaré de mi experiencia: los hábitos marcan la diferencia

13 años atrás (2011), en casa me propuse “buscar otra forma de transmitir mis conocimientos, porque no me sentía satisfecho por la manera como llevaba las clases en la Universidad”.

Me había creado expectativas que no se cumplieron. Tartamudeaba continuamente y se me olvidaban las ideas. Estaba muy ansioso y frustrado.

A las semanas, después de tanto reflexionar, tomé una decisión: insistir. Hacer lo que tenía que hacer, para poder compartir mis conocimientos frente a audiencias de cualquier tamaño.

Me inscribí en diversos cursos durante varios meses. Algunos muy buenos; otros, demasiado malos. Participé en formaciones de oratoria y presentaciones efectivas, inteligencia emocional, técnicas teatrales para conferencistas e improvisación.

También fui a terapia y me convertí en mentee de profesionales de diversas áreas. Eso sí, nunca abandoné la posibilidad de aprender en el aula, en la práctica, te dije antes por qué.

Mi propósito de compartir conocimiento –después de mucho tiempo– sigue intacto, aunque ahora no estoy en el sector académico. Lo hago en otros espacios como conferencias, pódcasts, cursos, entrevistas, escribiendo en mi blog y otras plataformas digitales.

Algo importante. No paro de aprender y desafiarme.

Hoy sé que si no me preparo con anticipación, para cada nueva oportunidad, nada saldrá bien. Y es que no puedes desconectar la forma del fondo.

Debes ser responsable contigo y con cada persona que te escucha. Por ello, hace tiempo decidí que solo hablo de temas que domino y donde siento que puedo aportar algo.

Además, tengo una serie de hábitos y rituales que me permiten abordar mis disertaciones de forma correcta y llegar mejor a los demás.

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